El peligroso Ministerio de la Verdad
Fue marzo de 2019 cuando Facebook anunció el flamante fichaje de Newtral para luchar contra la desinformación y las ‘fake news‘. Una iniciativa encuadrada en un programa internacional de verificación que la red social ya ha extendido a más de 25 países y que puso en marcha poco después de que Donald Trump ganase las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. Sin embargo, no ha sido hasta esta pasada semana cuando la plataforma ha certificado por primera vez como falsa una publicación de un político español, concretamente una de Santiago Abascal.
Al igual que la manipulación fotográfica ya existía con los procedimientos analógicos, la desinformación tampoco ha llegado con la revolución tecnológica de la era digital, aunque bien es cierto que los canales existentes favorecen que el flujo de información se multiplique en cuanto a rapidez para lograr un mayor número de impactos.
Por otra parte, las nuevas tecnologías también permiten al usuario medio cotejar ciertos anuncios o interpretaciones. Una opción prácticamente inexistente en la época analógica, cuando los ciudadanos estaban destinados a ver, oír y callar. Por entonces solo la prensa tenía, y en la actualidad conserva, cierta salvaguarda de una verdad en ocasiones también barnizada según intereses.
El problema actual va más allá, pues es imposible poner puertas al campo y este particular videoarbitraje de la ideología en redes sociales a buen seguro llevará a equívoco a muchos ciudadanos, los cuales podrán pensar que todo lo que no está certificado como falso es directamente verdad.