¿Qué fue antes, la estrategia o la creatividad?
No son pocos los que alguna vez se han cuestionado el proceso que sigue toda campaña de comunicación, desde sus primeros pasos hasta la exhibición. En este sentido, hay quien no pone reparos en conceder al proceso creativo límites ni negociaciones. La postura, aunque pueda resultar acertada en ciertas ocasiones, no está exenta de riesgos que, a la larga, desembocarán en muchos de los casos en objetivos no satisfechos.
En Creaerte, con casi 25 años de experiencia ininterrumpida en el campo de la comunicación integral, podemos dar fe de que la fórmula más ventajosa es la de dar prioridad a la estrategia comunicativa para, posteriormente, moldear una creatividad adecuada. Así, como si de un proceso matemático se tratase, la creatividad ha de estar al servicio de la estrategia, y no a la inversa.
Un buen creativo es aquel que abraza aquello de está prohibido prohibir, pero siempre dentro de su ámbito de acción y una vez se ha fijado la estrategia de comunicación. En ningún caso las líneas maestras para satisfacer los objetivos han de doblegarse ante la idea, por ocurrente que sea. Solo así, con un método disciplinado, se puede lograr el poso necesario de solidez sin fisuras con la meta de no tener que lamentar errores futuros.